domingo, 11 de marzo de 2012

Tu y los Domingos

Odio los domingos. Eso fue lo primero que me dijiste al conocerte. Unos Sábados después nuestra historia comenzó, y en menos de 24 horas me encontré mi primer reto, convertir tus domingos en todo aquello que nunca pensaste que pudieran ser.
Mi primera baza fue un croissant a la planchita, con su margarina derretida (tu siempre tan sana) y un café caliente, sin azúcar, sin aliento como el de tu poema preferido y a juzgar por tu forma de darme la gracias entre las sábanas no empezó mal nuestro primer Domingo.
Hacía un sol maravilloso aquella mañana, y aunque tu piel siempre es mi tentadora área de recreo favorita, nos lanzamos a la carretera, fue un impulso, no sabía muy bien dónde llevarte pero tienen razón en eso de que lo mejor de los viajes no es el destino sino el trayecto. Cómo me cuesta conducir contigo a mi lado, me encanta ver lo libre que te sientes con el aire que entra por la ventanilla alborotándote el pelo, y eso que estamos encerradas en 4 latas. Pero esa es tu grandeza, transformas las circunstancias haciendo especial lo insignificante. Si, me encanta observarte cuando te sientes así, tan libre, pero tranquila, no separé los ojos de la carretera, había muchas curvas aunque sabes que en las únicas en las que me gusta estamparme es en las tuyas.
Aquel sol de finales de invierno le daba una intensidad especial a aquella playa. Como loca te descalzaste y paseamos y paseamos encontrándonos huellas de algún otro loco al que no le importaba mojarse los pies en la orilla en aquellos últimos días de Febrero. Miro atrás y me embeleso mirando nuestras huellas… después de tantos paseos sola por aquella playa, sonrío viendo como juegan entre ellas.
Y una puesta de sol acampada en tu cuello pone fin a este mi primer reto de 24 horas llamado Domingo.
Ya es Lunes, 7.00 am. Suena el despertador, abro lo ojos, te miro, me miras, sonreímos… Te vas a la ducha y mientras te veo alejarte de la cama un pensamiento aprieta mis neuronas recién despertadas, QUEDAN 5 días y 14 horas para el siguiente RETO. Miedito… Aún así, te quiero.

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