jueves, 22 de marzo de 2012

Ellas

Hay amistades por las que no pasa el tiempo. Un día… sin saber muy bien cómo, se empezaron a poner la piedrecitas sobre las que durante todo este tiempo no solo se ha ido sosteniendo sino que ha ido creciendo.
Hay muchos tipos de amistades. Cada una con sus circunstancias, unas ricas en momentos compartidos, otras en risas, y también a veces lágrimas… Sin embargo hay algunos tipos de amistades que tienen ángel. Es posible que no sean personas con las que hables cada día, ni con las que salgas a beber las penas cada fin de semana… pero si son  personas que forman parte del tronco central de tu vida.  Sus opiniones son básicas en nuestros pequeños pasitos, vamos tomando decisiones y sus palabras retumban en nuestra mente a la hora de tomarlas… No nos vemos a menudo, no hablamos a menudo… pero son ellas… ese tipo de personas para las que no hay repuesto, insustituibles en su forma y en su modo… quizás no siempre el mejor pero simple y  sencillamente ellas.

lunes, 19 de marzo de 2012

Penélope

Una noche más maquilla su tristeza con ese carmín rojo que tanto le gusta, ensombrece con polvos sus ojos y disimula las ojeras que crecen con su pena. A esta chica la llamaremos Penélope que siempre me pareció un nombre muy poético, pero muchas veces has sido tu... y otras tantas yo.

miércoles, 14 de marzo de 2012

Buenos días

Que mañana me despierte el parpadeo de tus pestañas en mi mejilla y provoque una estampida de mariposas por todo mi cuerpo. Y que sean buenos días por el terremoto con epicentro en mi cintura que hemos desencadenado...

domingo, 11 de marzo de 2012

Tu y los Domingos

Odio los domingos. Eso fue lo primero que me dijiste al conocerte. Unos Sábados después nuestra historia comenzó, y en menos de 24 horas me encontré mi primer reto, convertir tus domingos en todo aquello que nunca pensaste que pudieran ser.
Mi primera baza fue un croissant a la planchita, con su margarina derretida (tu siempre tan sana) y un café caliente, sin azúcar, sin aliento como el de tu poema preferido y a juzgar por tu forma de darme la gracias entre las sábanas no empezó mal nuestro primer Domingo.
Hacía un sol maravilloso aquella mañana, y aunque tu piel siempre es mi tentadora área de recreo favorita, nos lanzamos a la carretera, fue un impulso, no sabía muy bien dónde llevarte pero tienen razón en eso de que lo mejor de los viajes no es el destino sino el trayecto. Cómo me cuesta conducir contigo a mi lado, me encanta ver lo libre que te sientes con el aire que entra por la ventanilla alborotándote el pelo, y eso que estamos encerradas en 4 latas. Pero esa es tu grandeza, transformas las circunstancias haciendo especial lo insignificante. Si, me encanta observarte cuando te sientes así, tan libre, pero tranquila, no separé los ojos de la carretera, había muchas curvas aunque sabes que en las únicas en las que me gusta estamparme es en las tuyas.
Aquel sol de finales de invierno le daba una intensidad especial a aquella playa. Como loca te descalzaste y paseamos y paseamos encontrándonos huellas de algún otro loco al que no le importaba mojarse los pies en la orilla en aquellos últimos días de Febrero. Miro atrás y me embeleso mirando nuestras huellas… después de tantos paseos sola por aquella playa, sonrío viendo como juegan entre ellas.
Y una puesta de sol acampada en tu cuello pone fin a este mi primer reto de 24 horas llamado Domingo.
Ya es Lunes, 7.00 am. Suena el despertador, abro lo ojos, te miro, me miras, sonreímos… Te vas a la ducha y mientras te veo alejarte de la cama un pensamiento aprieta mis neuronas recién despertadas, QUEDAN 5 días y 14 horas para el siguiente RETO. Miedito… Aún así, te quiero.

viernes, 9 de marzo de 2012

Desde mi balcón

Cada mañana la veía pasar por delante de mi balcón. Caminaba con la mirada distraída, con las manos siempre en los bolsillo y arrastraba los pies como si se resistiera a avanzar, a dejar algo atrás. Pero los pies no era lo único que la delataba, una sombra oscura se extendía bajo sus ojos signo de noches lejos de sueños. Además no era difícil percibir la delgadez que se iba apoderando de ella. 
Caminaba sin avanzar. Caminaba con control pero sin rumbo. Su mirada estaba vacía y tan solo a veces, se atisbaba cierta añoranza y dolor, mucho dolor. 
Nunca supe su historia, tan solo que no acabó bien a juzgar por el vivo retrato de su fin, tan solo se que la destruyó, que la quedó reducida a cenizas, a nada. A simple vista tan solo había perdido unas tallas, "a compleja vista" le habíaN arrebato todo lo que era y quería ser y tan solo era dolor.