viernes, 9 de marzo de 2012

Desde mi balcón

Cada mañana la veía pasar por delante de mi balcón. Caminaba con la mirada distraída, con las manos siempre en los bolsillo y arrastraba los pies como si se resistiera a avanzar, a dejar algo atrás. Pero los pies no era lo único que la delataba, una sombra oscura se extendía bajo sus ojos signo de noches lejos de sueños. Además no era difícil percibir la delgadez que se iba apoderando de ella. 
Caminaba sin avanzar. Caminaba con control pero sin rumbo. Su mirada estaba vacía y tan solo a veces, se atisbaba cierta añoranza y dolor, mucho dolor. 
Nunca supe su historia, tan solo que no acabó bien a juzgar por el vivo retrato de su fin, tan solo se que la destruyó, que la quedó reducida a cenizas, a nada. A simple vista tan solo había perdido unas tallas, "a compleja vista" le habíaN arrebato todo lo que era y quería ser y tan solo era dolor. 


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