viernes, 4 de noviembre de 2011

GRACIAS

En este tipo de espacios concedidos a los sentimientos y a veces a esas voces internas que no solemos atrevernos a mostrar ante la gente, hay millones de palabras que hablan sobre amores pasados, corazones heridos... donde se percibe la rabia, el dolor de la pérdida, de la ausencia...
Hoy una nueva zancadilla del destino quiso empujarme de nuevo a dedicar otro espacio más y tiempo de mi vida a una de esas personas que nos rompen el corazón sin más cuidado que el de evitar que algo les salpique.
Sin embargo ya estoy cansada de eso, ya llegó el momento en el que no quiero ni que forme parte de mi vida como motivo de expresión.
El otro día leí que Gandhi decía que en nuestras tumbas no debería poner la fecha de nacimiento y de muerte sino el número de días que fuimos felices a lo largo de nuestra vida. Esto me lleva a enfocar esta historia desde otro ángulo... No pensar ni hacer protagonista a quien tanto daño provocó, al fin y al cabo los protagonistas de las películas que me gustan siempre son los buenos. Esto no fue una peli, no hubo indios y vaqueros, fue mi realidad pero hoy, mi tiempo y mis letras se las merecen la otra parte de la historia.
Esas personas que tantas veces me escucharon, que siempre me animaron a luchar por quien quería pero que fueron las primeras en poner límites para evitar que siguiera perdiendo dignidad y amor propio por quien demostraba de todo menos humanidad ante mi. Cerrasteis la barra libre de pérdida de mi misma en que estaba convirtiendo mi vida.
Gracias por vuestro tiempo, por las innumerables tardes dándole vueltas a la misma historia, por esas noches frente a una pantalla siendo cómplice de mi agonía, por estar con los brazos extendidos esperando a que cayera tras una nueva ilusión óptica de lo que vivía. Por tener tanta paciencia y también por ser tan directas cuando todas menos yo erais conscientes de que no había más que cucarachas en la historia. Por sacarme de la cama cuando la almohada naufragaba, por exponer vuestras cicatrices compartiéndolas conmigo.
Ha pasado ya algo de tiempo y me siento de nuevo cada vez más yo, y se me dibuja una amplia sonrisa al descubrir que ese nudo de la garganta que siempre me acompaña cada vez que escupo en palabras mis sentimientos esta vez sea de alegría y orgullo de las personas con las que cuento, las de siempre y las que aparecieron.
A todas GRACIAS! Sabiendo de la existencia de personas como vosotras, el mundo se me antoja un poquito mejor.

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