Podría regodearme en el desastre, en las lágrimas, en los besos que no volvieron, en aquellas palabras que se anclaron en la memoria y aún duelen... Pero no, me declaro kamikaze de la vida y de los sentimientos. Comercio miradas, compro ganas, vendo caricias pero no a cualquier precio. Minorista de emociones.
Mójate en tus lágrimas, ensordécete con tus risas, lucha, cae, levántate.
Que los años no pasen, que los consuma como a una colilla, con la calma del que espera, con la intesidad del que desespera. Y que al igual que el humo rasga la garganta e impregna los pulmones, que cada año, que cada experiencia alargue mi sombra en el camino y me haga más yo, más ellas y más ello.
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