sábado, 26 de noviembre de 2011

Fin de historias. Inicio de historias.

Lo que nos marca es la forma en que acaban las historias, la nuestra, más tuya que mía, llenó de astillas mi cuerpo, mes resquebrajó desde dentro haciendo saltar cada parte de mi en miles de trozos que me rodeaban, ninguno encajaba en ninguna parte... eran tan pequeños... necesitaba mi tiempo.
Poco a poco y con mucha paciencia me fui recogiendo... me fui reconstruyendo, aun así los cortes no eran limpios y hay mil cicatrices, es por eso que digo que el final de una historia condiciona el inicio de otras.
Aún hay partes de mi astilladas, sin arreglo, afiladas y rasgándome ante el peligro de que cualquier persona se acerque demasiado. Nuestra historia, tu historia, solo me recuerda ansiedad y lamentos, por más que busco el recuerdo es demasiado oscuro, por eso la idea de volver a guíar a cualquiera por mi cuerpo, cobijando y enseñando cada recoveco se me antoja imprudente y dispara mi prima de riesgo... Sin embargo se que algún día esas astillas huérfanas de remiendo algún día anclen en otro cuerpo que le enseñe las mil maravillas que se pueden encontrar si pierdo el miedo y abro las puertas tras la reforma.

domingo, 20 de noviembre de 2011

Presente

En el fondo solo quiero sentarme frente a ti. No ponerte ni nombre, llamarte tan solo presente y cambiar pensar qué se siente al besar tus labios por sentirlo. No quiero hacer eterna en mi mente la imagen de tus ojos antes de besarte, solo quiero que seas mi presente. No quiero complicaciones, ni que tú seas lo que me hagas sentir mejor... solo sentir un cambio, una evolución.

Puedo seguir diciendo todo lo que no quiero escondiendo en él lo que si quiero. Quiero volver a disfrutar de todo aquello que en su día me destrozó... Curiosa la naturaleza humana no?

martes, 8 de noviembre de 2011

Que somos...

Que somos movimiento... Que pasará el tiempo y hablaré del amor pensando en otros nombres.


Que somos sentimientos... Que volveré a ponerme la nariz de payaso solo por tu sonrisa.


Que somos energía... Que volcaré toda la arena del desierto dentro de nuestro reloj para que nunca acabe mi tiempo contigo.


Que somos recuerdos... Que quiero llenarte la piel de besos de historia, de caricias de cuento.


Que somos inventos... Que tu eres el que mi mente siempre soñaba.

viernes, 4 de noviembre de 2011

GRACIAS

En este tipo de espacios concedidos a los sentimientos y a veces a esas voces internas que no solemos atrevernos a mostrar ante la gente, hay millones de palabras que hablan sobre amores pasados, corazones heridos... donde se percibe la rabia, el dolor de la pérdida, de la ausencia...
Hoy una nueva zancadilla del destino quiso empujarme de nuevo a dedicar otro espacio más y tiempo de mi vida a una de esas personas que nos rompen el corazón sin más cuidado que el de evitar que algo les salpique.
Sin embargo ya estoy cansada de eso, ya llegó el momento en el que no quiero ni que forme parte de mi vida como motivo de expresión.
El otro día leí que Gandhi decía que en nuestras tumbas no debería poner la fecha de nacimiento y de muerte sino el número de días que fuimos felices a lo largo de nuestra vida. Esto me lleva a enfocar esta historia desde otro ángulo... No pensar ni hacer protagonista a quien tanto daño provocó, al fin y al cabo los protagonistas de las películas que me gustan siempre son los buenos. Esto no fue una peli, no hubo indios y vaqueros, fue mi realidad pero hoy, mi tiempo y mis letras se las merecen la otra parte de la historia.
Esas personas que tantas veces me escucharon, que siempre me animaron a luchar por quien quería pero que fueron las primeras en poner límites para evitar que siguiera perdiendo dignidad y amor propio por quien demostraba de todo menos humanidad ante mi. Cerrasteis la barra libre de pérdida de mi misma en que estaba convirtiendo mi vida.
Gracias por vuestro tiempo, por las innumerables tardes dándole vueltas a la misma historia, por esas noches frente a una pantalla siendo cómplice de mi agonía, por estar con los brazos extendidos esperando a que cayera tras una nueva ilusión óptica de lo que vivía. Por tener tanta paciencia y también por ser tan directas cuando todas menos yo erais conscientes de que no había más que cucarachas en la historia. Por sacarme de la cama cuando la almohada naufragaba, por exponer vuestras cicatrices compartiéndolas conmigo.
Ha pasado ya algo de tiempo y me siento de nuevo cada vez más yo, y se me dibuja una amplia sonrisa al descubrir que ese nudo de la garganta que siempre me acompaña cada vez que escupo en palabras mis sentimientos esta vez sea de alegría y orgullo de las personas con las que cuento, las de siempre y las que aparecieron.
A todas GRACIAS! Sabiendo de la existencia de personas como vosotras, el mundo se me antoja un poquito mejor.