Vamos a ver, el otoño me apasiona, por qué? Es la época en la que los árboles se desnudan, sus hojas se caen (los de hoja caduca claro pero son los que me molan). Estas hojas se quedan en los pies de los árboles. A lo largo del otoño estas hojas se descomponen, se filtran por la tierra y llegan a ser algo que se llama "humus" o algo así, el caso, que es el mejor abono para el propio árbol. Es lo que más lo alimenta, lo hace fuerte, más grande... Llega el frío invierno y el árbol sigue desnudito, no tiene hojas, y ahí está frente a la lluvia, la nieve y las bajas temperaturas el tronco y las ramas, solos, sin nada que les proteja. ¿Por qué resiste? Esa hojas que cayeron lo han renovado, le han dado fuerza y crecimiento.
Pues eso pasa con las experiencias personales, buenas y malas, las hojas para mi representan esas experiencias, no debemos olvidarlas ni renunciar a ellas, simplemente enriquecernos, que formen parte de nosotros para enfrentarnos a lo que la vida o el invierno nos depara. La hojas de los árboles se convierten en "savia" y nuestras hojas, nuestras experiencias se convierten en SABIDURÍA.
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